Translate

Emisora Vida Nueva

Si no desea escuchar la Emisora En vivo (On-Line) pulse el botón de pausa

Vida Nueva Cali - Reproductor

sábado, 23 de abril de 2016



DOMINGO 24 DE ABRIL

Quinto domingo de Pascua
El don del amor fraterno
Hechos. 14, 20b-26: «Contaron a la Iglesia lo que Dios había hecho por medio de ellos»
Salmo 145(144): «Bendeciré tu nombre por siempre jamás, Dios mío, mi Rey»
Apocalipsis 21,1-5 «Dios enjugará las lágrimas de sus ojos»
San Juan 13, 31-33a.34-35: «Les doy un mandamiento nuevo: que se amen unos a otros»
El tema de este quinto domingo de Pascua es el amor fraterno. Puesto que todo amor viene de Dios y se derrama en nuestros corazones por Cristo resucitado. Fue esta urgencia de caridad lo que llevó a Pablo y Bernabé a viajar de pueblo en pueblo anunciando el Evangelio de amor. La narración de la última etapa del primer viaje de misión es espléndida: los misioneros no son unos solitarios, la comunidad que los había enviado «con la gracia de Dios» se interesa por su trabajo. Y los recién convertidos no viven abandonados a su suerte, sino que reciben presbíteros para que cuiden de la comunidad, como lo han hecho inicialmente los apóstoles. ¡La Iglesia está viva!
El Salmo 145(144) nos invita a la acción de gracias: «Bendeciré tu nombre por siempre jamás, Dios mío, mi rey». La evangelización es, en definitiva, obra de Dios. Por eso los misioneros Pablo y Bernabé explican «tus hazañas a los hombres» y de esta obra de Dios hay que darle gracias a El.
El amor fraterno debe renovar y mejorar las relaciones humanas en la sociedad, la cultura, la política, la economía, etc. La caridad trae una sociedad más justa y fraterna: «cielos nuevos y tierra nueva», de acuerdo con el mensaje del Apocalipsis. El texto del Apocalipsis es una hermosa profecía de S. Juan sobre la humanidad finalmente renovada por el amor fraterno.
Hasta el pasado domingo, los fragmentos del Apocalipsis se referían a la gloria de Cristo, Cordero glorioso, aunque como degollado. Hoy el fragmento corresponde a la última parte de las visiones y se refiere a la gloria de la Iglesia. Las imágenes son importantes: la Iglesia es el nuevo pueblo de Dios, que tiene en El su origen («baja del cielo»), y -como decían los profetas e Israel- es como una novia para el Señor. Jerusalén es la ciudad donde Dios quiso habitar en medio de Israel; pero la Iglesia es la nueva Jerusalén, porque en la Iglesia está siempre presente el Señor, ya ahora, anunciando la presencia definitiva de la consumación celestial. Todo esto -¡la novedad!- es obra de Dios.
En el Evangelio de hoy Jesús resume la ley del amor y el significado del amor en la vida humana. El amor fraterno es su «nuevo mandamiento», no porque es totalmente novedoso (otras religiones y gente sabia han ensalzado la caridad), sino porque por la resurrección de Jesús el amor es dado como don que puede arraigar en nuestro corazón. Sin Cristo la caridad queda un deseo siempre frustrado.
Es igualmente un «nuevo mandamiento» porque la razones para amarse mutuamente fueron también reveladas por Jesús: el Señor está misteriosamente presente en cada persona:
«Lo que hicieron al más pequeño de mis hermanos lo hicieron conmigo».
En fin, es un «nuevo mandamiento» porque estamos llamados a amarnos como Jesús nos amó, sin discriminación, sin límite, dispuestos a entregar nuestras vidas por los demás si es necesario. Por último: la caridad fraterna es el testimonio cristiano más importante; es el signo privilegiado de cómo los cristianos y la Iglesia van a ser reconocidos como discípulos de Cristo y como la Iglesia de Dios.
Algunas preguntas para pensar durante la semana:
1. ¿Es el amor fraterno tu preocupación como cristiano?
2. ¿Mantengo rencores? ¿Prejuicios? ¿Cómo expreso mi tendencia al egoísmo?


No hay comentarios.:

Publicar un comentario

Vida Nueva - Radio