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Vida Nueva Cali - Reproductor

sábado, 24 de septiembre de 2016

DOMINGO 25 DE SEPTEIMBRE



VIDA NUEVA

26 DOMINGO DEL TIEMPO ORDINARIO
LA JUSTICIA SOCIAL EN EL EVANGELIO
Amos 6, 1a. 4-7: «¡Ay de los que se sienten seguros en Sión!»
Salmo. 146 (145): «Alaba, alma mía, al Señor»
1Timotep 6,11-16: «Corre al alcance de la justicia, de la piedad, de la fe»
San Lucas 16,19-31: «Murió el pobre... murió también el rico»
Una vez más el profeta Amós denuncia la vida superficial y lujosa de los ricos y poderosos, en contraste con la miseria de los demás. Y una vez más el mensaje bíblico sobre la riqueza y la justicia resuena hoy en la enseñanza de la Iglesia sobre la justicia social.
San Pablo aconseja a su discípulo, el joven obispo Timoteo, que debe mantener su corazón puesto en Dios y en su llamada a la vida eterna. Debe «conquistar» esta vida, pues el camino cristiano implica lucha contra el mal y práctica de la justicia, el amor, la paciencia y la fe. El mensaje de San Pablo es una invitación encarecida a asumir la responsabilidad que todos tenemos en el mundo, más allá de la ambiciones de riqueza y dominio. «Practica la justicia, la religión, la fe, el amor, la paciencia, la delicadeza. Combate el buen combate de la fe». En su exhortación a Timoteo, Pablo destaca las virtudes que debe poseer el pastor ideal, combatiendo consigo mismo para ser fiel y constante, y preocupándose por la fe de los cristianos. La profesión de fe se hace en el marco bautismal y ante la comunidad. Dios y Cristo comprometen en la observancia de una conducta moral cristiana. Al final canta la futura manifestación del Señor.
El Evangelio nos recuerda la bien conocida parábola del pobre Lázaro y del rico. Debe ser interpretada desde un punto de vista personal («mi» actitud con el pobre), e igualmente desde un punto de vista social (países ricos y pobres, ricos y pobres al interior de países y ciudades, etc.). La «parábola del rico y el pobre» nos invita a revisar nuestro comportamiento con la riqueza, la ostentación de riqueza en el vestido, «púrpura y lino»; el darse la buena vida «banqueteando espléndidamente todos los días»...
Destacamos algunos puntos del mensaje de la parábola evangélica:
Primero: El contraste entre los muy ricos y los muy pobres es ya un pecado (sin considerar quién tiene la culpa) y debemos hacer algo respecto.
Segundo: El pecado cometido por el hombre rico de la parábola no estuvo en que perjudicó a Lázaro, como si fuera la causa de la pobreza de Lázaro. (En ese caso, su pecado habría sido mayor). El hombre rico pecó porque ignoró a Lázaro: o mostró ningún gesto de solidaridad. En materias de justicia y caridad, las omisiones pueden ser graves pecados.
Tercero: El hombre rico no era un hombre religioso. Descuidó los valores últimos. Con razón la riqueza y la comodidad eran su «religión». Porque aquéllos que desprecian la verdadera religión terminan creando sustitutos de la religión.
La preocupación principal del hombre no debe ser acumular riquezas con detrimento de los demás sino ahondar en la experiencia de una vida cristiana volcada hacia Dios y hacia los hermanos. El discípulo de Jesús mantiene su corazón puesto en Dios y en su llamada a la vida eterna. Debe «conquistar» esta vida, pues el camino cristiano implica lucha contra el mal y práctca de «la justicia, el amor, la paciencia y la fe», actitudes que suponen siempre nuestra relación con los demás.
Algunas preguntas para pensar durante la semana
1. Piensa sobre las omisiones en tu vida, con respecto a los demás.
2. ¿Incurro en lujos o gastos innecesarios?

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