PRIMER DOMINGO DE CUARESMA - A
LA LUCHA CONTRA EL MAL
Génesis 2,7-9; 3, 1-7:
«Serán como dioses»
Salmo 51(50): «Misericordia,
Señor...hemos pecado»
Romanos 5, 12-19: «Donde
abundó el pecado, sobreabundó la gracia»
San Mateo 4, 1-11: «No
pondrás a prueba al Señor, tu Dios»
Las tres lecturas de hoy
tienen un mensaje bastante unitario: su tono está en la tentación, en la
presencia del mal en nuestra existencia y en la lucha que pide para que
lleguemos preparados a la Pascua.
De las grandes etapas de la
historia de la salvación que iremos meditando en las primeras lecturas de los
domingos de Cuaresma, hoy empezamos con la primera página del Génesis: después
de la admirable creación por parte de Dios, nos encontramos en seguida con la
tentación y el pecado. Este relato, escrito en forma der parábola, nos entrega
un mensaje vigoroso: el pecado fue introducido al inicio por la desobediencia del
hombre, incitada por el tentador.
Las palabras del salmo
retratan la actitud de David, o del salmista, y deberían también coincidir con
nuestros sentimientos, porque todos somos débiles y pecadores.
San Pablo elabora una
teología sobre el pecado original y la condición pecadora de la humanidad. Lo
que acarreó el pecado del primer Adán, la muerte, ha quedado ampliamente
superado por lo que nos ha conseguido el segundo y definitivo Adán, Cristo
Jesús: la vida. Los
contrastes son elocuentes. Por Adán entró el pecado y, con el pecado, la muerte
y la condena. Por Cristo conseguimos el perdón, la gracia, la vida, la
salvación. Sin proporción, porque lo positivo de Jesús supera inmensamente a lo
negativo de Adán.
El relato de las tentaciones
-que este año escuchamos según el evangelista Mateo- sigue inmediatamente al
del Bautismo de Jesús. Y esto, seguramente no sólo por un motivo cronológico,
sino temático, porque en el Bautismo se declara la mesianidad de Jesús y aquí
el diablo le intenta desviar del verdadero concepto del mesianismo.
Las tentaciones de Jesús,
nos están diciendo la dura oposición que Jesús ha de sufrir en el cumplimiento
de su misión y la victoria alcanzada por su fidelidad y lealtad a Dios-Padre:
¡SI ERES EL HIJO DE DIOS!... Nuestra Cuaresma, igual que la de Jesús, no es
para vivir sacrificados pasando hambre, ino para vivir moderados pensando que
«no sólo de pan vive el hombre».
El Señor confirma esta
afirmación con el hecho de poner la adoración a Dios por encima de la
adoración: al poder, a la riqueza, al aplauso humano, como le propone Satanás:
AL SEÑOR TU DIOS ADORARAS Y SÓLO A EL DARÁS CULTO
Algunas preguntas para
meditar durante la semana
1. ¿Qué hacemos para superar
las dificultades?
2. ¿Tenemos una táctica
frente a nuestras tentaciones más comunes?
3. Ante la tentación del
consumismo sin sentido e inútil, ¿qué hacemos?.
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