FIESTA DE LA TRANSFIGURACION
DEL SEÑOR
LA
ESPERANZA QUE NOS ANIMA
Daniel 7, 9-10.13-14: «Y recibió el poder, el honor y la dignidad
real»
Salmo. 97(96): «Tú, Señor,
nos revelas tu gloria en las alturas»
2Pedro 1, 16-19: «Esa
palabra es como lámpara que brilla en la oscuridad»
San Mateo 17, 1-9: «Y se
transfiguró ante ellos»
El libro de Daniel quiere
presentar a Dios como señor del tiempo y de la historia. En una época de
enfrentamiento cultural y religioso entre la cultura sincrética helenística y
la cultura tradicional bíblica, el autor quiere animar a sus contemporáneos a mantenerse
firmes en la vivencia de la fe y a confiar en el Señor de la historia. Una
época paralela a la nuestra, en la que intentamos vivir nuestra fe en un
ambiente que no la considera significativa.
La fe de Pedro y de los
apóstoles y las palabras de los profetas siguen siendo hay día «una luz» que
ilumina nuestro camino de creyentes. El autor apela al hecho de la transfiguración
para mostrar la filiación divina de Jesús. Fe primitiva y sencilla pero llena
de fundamento. Celebrar la transfiguración es consolidar nuestra fe en Jesús.
La confirmación que Jesús da a toda la Escritura anima al creyente para
continuar creyendo en él como Hijo a pesar de la contradicción externa o
interna. Así la predicación apostólica se convierte en verdadera antorcha que
alumbra el camino del creyente.
Mateo nos relata la
transfiguración del Señor ante sus tres discípulos escogidos .En este Evangelio
los discípulos pudieron contemplar, aunque muy brevemente, la plenitud y la
gloria de Cristo como fuente de plenitud, gloria y felicidad para el ser
humano. Los discípulos quedaron reanimados en su fe, esperanza y determinación
de seguir a Jesús en sus vicisitudes y de compartir su pasión.
Después de la
transfiguración, aparentemente poco había cambiado en estos discípulos. Sus
defectos continuaron siendo los mismos. Pero a la larga, cuando quedaron
abandonados a sí mismos después de la resurrección de Jesús, y cuando la Iglesia
naciente sufría privaciones y persecución en carne propia, el recuerdo de
Cristo transfigurado fue una inspiración para seguir adelante.
La condición de toda nuestra
vida cristiana en el mundo es una lucha para superar el mal y ser mejores. Como
los Apóstoles, necesitamos ser confrontados y recordados del sentido último de
esta lucha: Jesús gloria y plenitud, que estamos llamados a compartir para
siempre.
Algunas preguntas para
pensar durante la semana
1. ¿Qué precio (privación)
he pagado por ser seguidor de Jesús?
2. ¿Traigo a la mente mi
destino de felicidad con Díos, en mis tiempos de crisis?
No hay comentarios.:
Publicar un comentario