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sábado, 10 de febrero de 2018

DOMINGO 11 DE FEBRERO



6° domingo del tiempo ordinario –B
Los leprosos de nuestro tiempo
Lecturas:
Levítico 13,1-2. 44-46: «Mientras le dure la afección seguirá impuro»
Salmo 32(31): «Tú eres mi refugio»
1Corintios 10,31-11,1: «No sean motivo de escándalo ni a judíos ni a griegos ni a la Iglesia de Dios»
San Marcos 1, 40-45: «Si quieres, puedes sanarme... Lo quiero, queda sano»
Reflexión:
La primera lectura acerca de la ley sobre los leprosos en el Antiguo Testamento es esencial para comprender bien el evangelio de este día. En la antigua ley y tradición -tanto en Israel como en otras culturas orientales- la lepra no era sólo una enfermedad. Era también una especie de impureza moral. Por lo tanto, en base a razones médicas y éticas, los leprosos eran expulsados de la sociedad.
En la Carta a los Corintios, nuevamente el Apóstol nos da un sabio consejo con respecto al apostolado. El apóstol no debe seguir sus propias maneras o ideas –no importa cuán legítimas sean- si escandalizan a la gente. Debe ajustarse a las necesidades y actual mentalidad de aquéllos a quienes sirve.
En el Evangelio de hoy Jesús sana a un leproso. En los relatos evangélicos es frecuente este tipo de milagros.. ¿Por qué es así? Ya hemos recordado, por la primera lectura, de la condición inhumana de los leprosos. Estaban seriamente enfermos y alejados también de la sociedad. Se llegaba a considerar que ellos no eran "personas".
En la época de Jesús, eran los más pobres de los pobres. Mientras cura al leproso, Jesús expresa su compasión por el sufrimiento material de los pobres. Jesús, curando, es una experiencia de liberación. Igualmente Jesús es, una vez más, el modelo a seguir en su opción preferencial por los pobres.
Jesús curando al leproso, también lo está reintegrando a la sociedad y fraternidad común. Jesús le está devolviendo su dignidad humana. Jesús, el que cura, se convierte también en liberador con respecto a la dignidad humana y su promoción social.
Al final Jesús manda al ex-leproso a cumplir los ritos religiosos con respecto a la purificación. Esto significa que lo que Jesús hizo también tiene un sentido religioso.
Este leproso liberado se supone que debe reconocer la presencia amante de Dios en esta su experiencia. Se supone que creció en su fe. La liberación de Jesús es, por sobre todo, una liberación para Dios.
Algunas preguntas para pensar durante la semana
1. ¿A quienes considero los más pobres de los pobres de mi área?

2. ¿Qué hago yo por ayudarles?

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